LA INTEGRACION SONORA DE GIACINTO SCELSI-capítulo-resumen del libro La Imaginación Sonora de Eugenio Trías

Giacinto Scelsi propone pensar en forma musical de manera integradora y sintética. Componer no signiifica poner esto junto con lo otro dejando abismos de nada y de vacío en el intervalo. Se trata, por el contrario, de proponer un sonido uno y único, un tonus, sobre el cimiento o substratum (p.e. substrato lingüístico se refiere a las influencias fonéticas, léxicas y gramaticales que ejercen los pueblos conquistadores sobre los conquistados) que constituye el continuo sonoro. Ese organismo viviente, ésa celula viva, ése es el tono que se elige.
Para decirlo en un expresivo modo que resalta Scelsi: se trata de extraer del continuo ontológico (conocimiento del ente) y sintético de la durée bergsoniana (tiempo psicológico en el que el sujeto se ha quedado «prendado» en los sonidos escuchados) un fragmento que se proyecta sobre el medio sonoro: eso es hacer música, música como arte de la organización del sonido. Del mismo modo que la proyección plástica o de imagen promueve arte escultórico, arquitectónico o pictórico.
Para que la artisticidad musical se cumpla propone Scelsi esta dialéctica fundante del Klang y del Ton (timbre y tono), de manera que todas las dimensiones del sonido se refuercen. Debiera corregirse una distinción de Pierre Boulez, y afirmarse que todas las dimensiones son coordinadoras e integradoras.
Timbre y tono llevan el mando, pero éste se realza mediante la intensidad, y se expande a través de la dinámica. El tono lo domina todo. Pero no en el sentido de un imperativo categórico musical que exija y obligue a repetir, una y otra vez, el gran experimentum crucis(experimento necesario para demostrar una hipótesis o teoría) de esta música, las célebres Cuatro piezas (sobre una sola nota).
Scelsi probó que eso podía hacerse. Pero en ningún momento prescribió que eso debía hacerse siempre. No repetirá la hazaña, y eso prueba la extraordinaria comprensión de lo que había realizado: un cambio de paradigma en el pensamiento musical.

Esta propuesta es tan decisiva y determinante como la celebrada pieza didáctica de John Cage 4¨33¨¨. ésta evidenciaba un límite negativo que servía para promover de forma pedagógica la disolución de la barrera entre el sonido y el ruido (y entre el sonido-ruido y el silencio). Pero Giacinto Scelsi persigue algo afirmativo: pensar el tono, en su unidad y unicidad, de manera que encuentre, en interacción con el substratum material, también su forma y su dinámica.
La materia apetece la forma: su forma. Pero ésta, no se olvide, es dinámica. Es, más que forma, fuerza: fuerza configuradora (que eso significa Einbildungskraft, -imaginación- en alemán).

No es forma en el sentido aristotélico de la morphé (forma en griego, esencia de las cosas), de carácter escultórico. Ni es idea en el sentido platónico, donde prevalece la percepción visual. Es importante cuestionar el primado griego de lo escópico (mirar con profundidad buscando percibir al máximo detalle).

En es punto la aventura musical de Scelsi fecundará, de indirecto modo, la gran ópera-oratorio del Luigi Nono tardío, su Prometeo, que Massimo Cacciari bautizó como Tragedia dell´ascolto. Un Prometeo paradójico y extraño. Un Prometeo que, a diferencia del de Aleksandr Skriabin, no parece tener nada que ver con el fuego. Frente al intento del compositor de unir luminosidad y sonido mediante piezas que permitían establecer correspondencias entre lo visual y lo auditivo, el Prometeo de Luigi Nono está en la oscuridad. O quizás en el desierto. En realidad lo que le importa a Nono es redefinir el espacio sonoro, concebirlo como principio fundamental del ámbito de expansión del sonido, y sobre todo cuestionar el anclaje teatral en una única percepción visual -como en la caverna platónica, o en los teatros de ópera de la modernidad- que dificulta la verdadera escucha. Se trata en ambos casos, de cuestionar el primado visual que afecta e infecta la imaginación sonora, y en especial al concepto mismo de imaginación.

El arte musical se produce si el artista logra adentrarse en ese centro de la esfera del sonido, ya que el sonido es esférico. Nos aparece bidimensional, como si se tratara de las dos coordenadas cartesianas, que corresponderían a las alturas y a las duraciones. Pero con ello se olvida la tercera dimensión, la profundidad. En las profundidades del sonido se producen los grandes eventos integradores. Entre la altura y la duración se incorporan procedimientos que son intrínsecos a la materia sonora, y que no constituyen simples condimentos expresivos. Se trata de verdaderos focos de sustentación del tono uno y único, asumido de forma programática o como referencia polar de la composición. Me refiero a tercios, cuartos y hasta octavos de tono, a vibratos, a glissandi ascendentes o decrecientes.

Como en la música de los raga hindús, según los describe Ananda Comarraswany, pero en una tecla sonora que sólo puede ser occidental, y que corresponde de forma histórica y epocal al tiempo propio de la gran crisis que sucede tras la modernidad postserial, todos estos elementos son a la vez integradores y coordinadores: son los que posibilitan esta profundidad de campo sonoro que descubrimos en la música de Giacinto Scelsi.

(mi comentario)

El enigmático rostro de Giacinto Scelsi esconde a uno de los autores mas interesantes de la «nueva música» del S.XX, de hecho no permtió la difusión de su imagen hasta su desaparición para que no se le relacionase con su música. Se consideraba un mero «intermediario», un mensajero, de manera que rechazaba los conceptos de autor y composición alabando la improvisación, acercándo la creación artística al oyente para ponerlo en contacto con una realidad superior de índole trascendente. Su música esta basada en la prolongación del sonido -tono- y la variación del timbre, la altura y la duración. Viajó varias veces a Oriente y su música buscar acercarse a ésa espiritualidad característica pero con el sello Occidental, su propia firma denota esa influencia oriental (un círculo subrayado)

La vivaz interpretación de Arturo Tallini de la obra original para guitarra KO-THA tres danzas de Shiva me parece magistral y en la que la guitarra es tratada como un instrumento de percusión -probablemente la forma mas antigua de instrumento musical-  consigue una variedad  tímbrica  peculiar con la guitarra que utiliza (bautizada por el propio intérprete como Scelsiguitar) y nos transporta a un mundo virtual de Oriente. Después he colocado la fascinante versión de la soprano Sabina Meyer como muestra del Scelsi mas sencillo en la que podemos apreciar sus recursos de altura, dinámica, vibrato y duración como elementos integradores.

OTRA MUESTRA DE LA MAESTRÍA DE ARTURO TALLINI: -también ver fotos XV CICLO AUREO HERRERO en este mismo blog-
http://www.youtube.com/watch?v=ruGSIrXi6yo

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